San Felipe es hogar del cardón (Pachycereus pringlei), el cactus más grande del mundo. Existen aproximadamente 1200 especies de cactus, todas ellas nativas a las Américas. El cardón es endémico a los desiertos de la península de Baja California. Algunos de los cardones más grandes han tenido alturas de hasta 21 metros (70 pies) y un peso de 25 toneladas. Se trata de plantas de crecimiento lento que también tienen longevidad, pues muchos de estos especímenes viven más de 300 años.
Su nombre viene del término “Cardo”. Se dice que cuando Hernán Cortes intentó establecer un asentamiento en California en 1535, la presencia de muchos cactus espinosos le propició el nombre de “Isla de Cardón”, dado a que, en ese tiempo, se creía que la península era una isla. En latín, “Pachy” significa grueso, y “Cereus” significa ceroso. Uno simplemente tiene que observar los brazos gruesos de este cactus de palidez verde-azulina y de piel cerosa para entender el por qué el viajero-botanista Americano, Cyrus Pringle, decidió nombrar a la especie de esa forma.
Muchos visitantes primerizos confunden este cactus por el ecológicamente-similar Saguaro (Carnegiea gigantea), un habitante del desierto de Sonora. Sin embargo, el saguaro no reside en Baja California, y aunque hay varias ubicaciones de Cardón a lo largo del Golfo de California en el territorio Mexicano, raramente se encuentran con el Saguaro.
El desierto Sonorense en Baja California puede dividirse en diversas sub-regiones: San Felipe, Vizcaíno, Magdalena, y los desiertos de la Costa del Golfo. El Cardón se ha adaptado a todas las sub-regiones y también se ha encontrado en los bosques secos del cabo. En estas áreas, el cardón es la planta dominante, y puede encontrarse creciendo en grandes porciones de bosque. A estas extensas regiones de cactus se les llama “cardonal”.
El cardón crece mejor en los suelos profundos de los abanicos aluviales de arroyos y otros caminos acuáticos. Puede encontrarse entre el nivel del mar y hasta 950 metros (3200 pies) de elevación, cerca de El Rosario en el norte, hasta la región tropical del Cabo en dirección al sur. El cardón abarca solamente las regiones libres de heladas de los desiertos Bajacalifornianos, quedando confinado a las temperaturas de la zona sur de Baja California (31.2ºN).
Las semillas del cardón germinan solamente en condiciones húmedo-cálidas, regularmente después de las lluvias tropicales veraniegas, o chubascos, que traen la mayor cantidad de precipitación de la temporada a la mayoría de estas regiones. Otro factor limitante de la distribución geográfica es que la germinación de las semillas es mayor cuando la temperatura del aire excede los 40ºC, y la temperatura del suelo no rebasa los 70ºC. El cardón se ha adaptado a las condiciones áridas del Desierto Sonorense, al igual que muchos cactus. Tiene una forma columna que presenta una mayor área superficial en los rayos del sol matutinos y de ocaso, en contraste a la disminución durante los duros rayos de medio día. El patrón de ramificación de las extremidades maximiza la captura de radiación solar.
Los Cardones no necesitan hojas – es un verdadero cladofilo – que lleva a cabo su fotosíntesis por medio de la piel, en vez de utilizar hojas. Las células epidérmicas modificadas de su tallo, llamadas clorénqumas que convierten la luz solar en energía. La pérdida de agua durante la fotosíntesis queda reducida por el metabolismo ácido de las crasuláceas (CAM), un método fotosintético que el cardón comparte con otros cactus y plantas carnosas que habitan las regiones áridas del mundo. Los estomas de estas plantas abren al anochecer, permitiendo que el cactus absorba el dióxido de carbono en las horas más frías de la noche, volviéndolas muy eficientes al agua.
El tronco principal del cardón puede tener hasta 25 ramas verticales con un diámetro de 1.5 metros (5 pies). En plantas más antiguas, las ramas usualmente son más altas que el tronco. El cardón es muy espinoso cuando es joven, pues así se protege de los depredadores. Conforme va creciendo, muchas de sus espinas se desprenden y no vuelven a crecer. Los troncos más bajos de las plantas viejas se vuelven grises, y una corteza leñosa agrietada lo hace parecer como las gruesas piernas de un elefante. Sus ramas verticales leñosas siguen al tronco del cactus para expandirse y contraerse como un acordeón, almacenando el agua que necesita para sobrevivir en condiciones áridas. Estos cactus han desarrollado extensas raíces superficiales que capturan las lluvias torrenciales de la región.
Un cardón grande puede almacenar una gran cantidad de agua en sus tejidos carnosos, en forma de pulpas de su tronco. Para poder soportar su gran peso, el cactus tiene una estructura de varillas verticales de trama de madera, muy delgadas, pero extremadamente fuertes, que ayudan a mantener su estructura. Su trama de madera le ha permitido ser una de las especies de cactus dominante, permitiéndole sobrevivir en el clima duro del desierto sonorense de Baja California. De marzo a junio, las flores aparecen en las puntas de las estomas, especialmente aquellos con exposición directa al sol sureño.
Las flores se abren en las tardes, manteniéndose así en las noches y cerrando en la madrugada del día siguiente. La razón de esto, es que el cardón, al igual que otros cactus columnares del suroeste de Norte América, depende de las visitas nocturnas de los murciélagos que se alimentan de néctar para la polinización. Diversos estudios han mostrado la importancia de los murciélagos para los procesos reproductivos de los cactus del suroeste. Para la mayoría de estos cactus, incluido el cardón, los cactus son el polinizador principal, ya que no hay producción de semillas por aves, insectos o cualquier otro visitante durante el día. Los cactus que dependen de estos murciélagos para la polinización usualmente producen flores de color blanco o claro, con una apertura en forma de campana.
Las flores se localizan en la porción superior de la planta, manteniéndose abiertas solo durante una noche. Al mismo tiempo producen grandes cantidades de néctar, con un aroma distintivo para atraer a los murciélagos, y una espesa capa de polen que cubre los bordes de la flor. El murciélago menor de nariz larga (Leptonycteris curasoae) pasa sus inviernos en México. Su migración anual hacia el norte ocurre justo cuando las flores del cactus y de los agaves se abren en el desierto sonorense.
La producción del néctar alcanza su cúspide de las 8:00 a las 10:00 p.m. Al avanzar la noche, los murciélagos visitan al cardón, rodeando al cactus muchas veces, hasta finalmente revolotear sobre una de las flores abiertas. El murciélago acerca su cabeza hacia la flor, tomando el néctar de la flor con su lengua extensa. La gran cantidad de polen en el borde y cercanías del tubo de la flor se adhiere al pelo de la cara del murciélago. La sesión de alimentación dura aproximadamente menos de un segundo.
Cuando el murciélago visita la flor de otra planta, comenzando la polinización. La migración de los murciélagos menores de nariz larga al sur de los desiertos de Arizona a finales del verano es durante el periodo de fructificación del cardón. Los murciélagos se alimentan en los frutos del cactus, ayudando a esparcir las semillas.
Algunos tipos de aves también se alimentan con la fruta del cardón, que tiene un diámetro de 5cm (Aproximadamente el tamaño de una pelota de golf) y tiene espinas doradas a su alrededor. La fruta madura en ocasiones se agrieta, revelando la dulce pulpa roja. Cada fruto contiene alrededor de 800 semillas negras que los murciélagos y aves consumen junto con la pulpa. Esto es crucial para el crecimiento exitoso del cardón.
Para una mejor germinación, las semillas necesitan condiciones específicas, en las cuales las aves y los murciélagos intervienen. Las semillas del cardón deben ser “sacrificadas”, o maltratar su envoltura para que puedan romperse y brotar. Los jugos digestivos en el estómago del consumidor ayudan a hacer esto posible. Otro requerimiento para el crecimiento de un cardón joven es una planta nodriza. La semilla debe establecerse cerca de otra planta o arbusto que proteja al pequeño cactus de los peores ángulos del sol, al igual que de los predadores. Las aves y murciélagos consumen las semillas, y después duermen en un árbol, depositando las semillas sacrificadas con sus excrementos en las plantas nodrizas, esperando las lluvias cálidas del verano.
En la mejor de las condiciones, miles de semillas germinarán para producir un cactus, ya que las condiciones son extremas y los recolectores prefieren alimentarse de plantas pequeñas. El crecimiento de estas semillas es extremadamente lento (menos de 2.5 cm por año), y puede tomar décadas para que puedan crecer a una altura mayor que la de la planta nodriza. Las principales amenazas del cardón maduro son el pasteo del ganado, la tala de los humanos, y una enfermedad poco estudiada, la aplicación apical, que causa la descomposición de la punta del cactus. La enfermedad no se esparce, y actualmente no es una amenaza para la población de cactus.
El cardón, al igual que otros cactus columnares del desierto sonorense, ha sobrevivido a las duras y áridas condiciones que han existido por miles de años gracias a su fácil adaptación. Estudios a futuro podrán utilizar los marcadores genéticos para estudiar la polinización y estructura del crecimiento del cactus, así como su interdependencia ecológica con el murciélago menor de nariz larga. Estos estudios podrían ser cruciales para la supervivencia de muchas especies de cactus, e incluso del mismo ecosistema del desierto sonorense.