De Compras en San Felipe, Baja California, México

Ir de compras es una adicción para algunas personas. En San Felipe, dichas personas quedan condenadas, pues a que encontrarán un caleidoscopio de cerámica, joyería, estatuas, cobijas, marroquinería, playeras, conchas, máscaras, huaraches, cristalería, decoraciones, baratijas y chucherías que desfilan ante usted en las banquetas, dando la ilusión de que se ha entrado a una enorme tienda de curiosidades. Los tonos serenos de los colores, texturas, sonidos, olores y las voces de los vendedores que prometen precios “Muy Baratos”, pueden debilitar a la más fuerte fuerza de voluntad.

En San Felipe hay una calle que se ha convertido en la arteria principal del turismo. Mar de Cortés Norte es un corredor de comercio, un camino por el cual, durante un buen día (Semana Santa / Spring Break, por ejemplo), recorrerlo asegura la compra de algún recuerdo de al menos unos pocos pesos. Y es de menos, dado a que hay demasiados adornos que capturan la vista, donde quiera que vea. 

Ir de compras en San Felipe es mejor a pie. Es un pueblo pequeño, y la industria turística yace en su corazón. El extremo norte del Mar de Cortés ofrece la mayoría de las tiendas. Pero caminando a lo largo de la avenida, encontrara cosas interesantes en su extremo sur.

Algunas tiendas no tienen problema si desea regatear el precio de algún objeto. Otras se atienen a precios fijos. Los vendedores en las banquetas y algunos vendedores de joyas incluso aceptan el trueque. Regularmente los precios que están marcados son elevados, y dejará a un vendedor muy contento si acepta la primera oferta que le da.  Los precios regularmente se basan en como vista o como se comporte usted. Hay tiendas que tienen etiquetas en la mercancía, pero no todas. Es una buena idea ir en búsqueda del artículo que desea en varias tiendas, pues el precio puede variar considerablemente a  algunos metros de distancia.

Hay muchas tiendas “Segundas”. Regularmente son pilas de mercancía derramadas en las calles o las banquetas. El regateo en estos lugares es la mejor opción, justo como en cualquier otra venta de garaje. El secreto es pretender que no le importa tanto comprar el producto. Las ofertas y contraofertas deben ser negociadas con buena disposición.

Ocasionalmente es útil el dejar el artículo y comenzar a alejarse la tienda cuando el vendedor no cede a regatear. Existe una gran posibilidad de que lo llame de vuelta y le ofrezca un precio más bajo. Si vuelve a marcharse posiblemente le llame de nuevo y le pregunte cuanto desea pagar. Usted puede ofrecer un precio de hasta la mitad de lo que cuesta. El vendedor fruncirá su cara, y se quejara del dinero que perderá si acepta. Después le ofrecerá otra cantidad. De nuevo, comenzar a caminar despacio ayudará.

La meta es pagar un precio más bajo al original. Usualmente, un precio cercano a la mitad del precio original es el límite más bajo de un vendedor. Dándole un poco más de eso mantiene al vendedor feliz y lo mantiene satisfecho a usted de que ha obtenido una ganga. Claro que todo esto depende de la disposición del vendedor. Como puede funcionar un día, al siguiente puede no dar el mismo resultado.

Si planea comprar algo muy frágil (alguna figura de vidrio soplado, por ejemplo) no espere que se lo vendan empaquetado de acuerdo a su estado de fragilidad. Tendrá que planear con anticipación y traer la protección necesaria para esa reliquia familiar difícil de mantener en una pieza que tanto insiste en comprar. Claro que, el comprar media docena de playeras de la tienda de a lado servirá como ayuda para envolver la figura y cuidarla en caso de una emergencia.

Así que cuando visite San Felipe, no olvide caminar por la avenida Mar de Cortes. Mínimo será el feliz dueño de una pequeña tortuga para escritorio que menee la cabeza.

• Diversión y Tiempo Libre